Iosu Cabodevilla Eraso
atardecer desde Pamplona | Iruñeko iluntzea
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Esta página quiere ser un enlace contigo de lo que es mi actividad profesional. Trabajo como psicoterapeuta en el Centro Sendabide desde noviembre de 1984. Me enmarco dentro de una orientación humanista-existencial que pretende el crecimiento personal.

La persona llega, muchas veces, a la consulta en un momento de crisis. Bloqueada en un recodo de su existencia, en circunstancias particulares que le resulta difícil manejar. Pero en su interior, siempre alberga una semilla de luz, de salud, de sabiduría. Nuestra labor en común, tanto de quien solicita ayuda como del terapeuta, será encontrar el camino de vuelta a su ser interior, restablecer sus equilibrios, retomar el fluir de la vida y descubrir la forma de cómo pierde el contacto con ella misma.
Hay otras dos actividades que desarrollo con pasión: Por un lado, el acompañamiento de las personas en su enfermedad, cuando está avanzada y sin curación posible, y a sus seres queridos, alargando esta atención, si fuera necesario al periodo de duelo, buscando el fluir de la persona, también en el dolor de la pérdida.

Otoņo en el bosque del Irati | udazkena Irati oihanean
Otoņo en el bosque del Irati | Udazkena Irati oihanean

La otra actividad es el desarrollo de los llamados “Baños de Bosque - Oihan Bainua” (shirin joku). Hoy sabemos de la importancia de la naturaleza y de los bosques en concreto, para la salud física y emocional de los seres humanos.

La llamada terapia forestal o Baños de Bosque-Oihan Bainua se ha convertido en un reconocido método de salud y los estudios científicos van revelando interesantes datos sobre sus efectos beneficiosos. Pasear entre árboles y conectar con su entorno natural a través de los cinco sentidos de manera silenciosa mejora nuestra salud física y mental. Con la necesaria prudencia se puede señalar como el contacto con los bosques incide en un menor estrés con una reducción en los niveles en sangre de algunas hormonas como el cortisol, la adrenalina y noraadrenalina que contribuye a la mejora de parámetros cardiovasculares (reducción del ritmo cardiaco y reducción de la tensión arterial). Tambien se van teniendo datos que apuntan que el contacto con los bosques mejora la salud mental y produce un estado general de relajación y bienestar. Mención aparate requieren los prometedores estudios que va aportando la psiconeuroinmunología y que respaldan que el contacto con la naturaleza disminuye la actividad del cortex prefrontal y aumenta el riego en el cíngulo anterior y la ínsula, áreas relacionadas con la empatía y el altruismo. A nivel del sistema inmunológico hay estudios que sugieren que las células NK, Natural Killers (células asesinas), que son un tipo de linfocitos con capacidad para detectar tanto células infectadas por virus o bacterias o células cancerígenas y destruirlas, aumentan con los paseos por el bosque. Esta mejora del sistema inmunológico se debe a que los árboles segregan unas sustancias volátiles, llamadas phetoncides, que inhalamos cuando paseamos por un medio forestal.

Para el desarrollo de la terapia forestal o baños de bosque-oihan bainua, hemos creado una empresa microcooperativa, OIHANHATS, de la cual soy uno sus socios fundadores.   
Te dejo para meditar un texto de Henri J.M. Nouwen de su libro “Nuestro mayor Don. Una meditación sobre morir bien y cuidar bien. Ed. PPC; Madrid 2001.
 «Los Flying Rodleigh son trapecistas que actúan en el circo alemán Simoneit-Barum. (…)Nunca olvidaré lo cautivado que me quedé cuando vi por primera vez a los Rodleigh moverse por el aire, volando y atrapándose como elegantes bailarines. (…)
Un día estaba en la caravana de Rodleigh, el líder de la troupe, hablando con él sobre volar. Dijo:

- Como volador, tengo que confiar plenamente en mi portor (Portor: En el mundo del circo, es el acróbata que sostiene o recibe a sus compañeros, ya sea en los equilibrios de tierra, ya en los ejercicios aereos). El publico puede pensar que yo soy la gran estrella del trapecio, pero la verdadera estrella es Joe, mi portor. Tiene que estar ahí para recibirme con precisión absoluta y recogerme del aire cuando me lanzo hacia él en un gran salto.

- ¿Cómo se hace eso?- le pregunté.

- El secreto, dijo Rodleigh, está en que el volador no hace nada y el portor lo hace todo. Cuando vuelo hacia Joe, sólo tengo que extender los brazos y las manos y esperar a que él me coja y me lleve a salvo a la plataforma que hay detrás de la barra de apoyo.

- ¡Tú no haces nada!, exclamé sorprendido.

- Nada, repitió Rodleigh. Lo peor que puede hacer el que vuela es intentar agarrar al portor. Yo no soy quien tiene que agarrar a Joe. Es tarea de Joe agarrarme a mí. Si yo cogiera las muñecas de Joe, podría rompérselas, o él podría romperme a mí las mías, y eso sería el final para ambos. El volador debe volar, y el portor debe agarrar, y el volador debe confiar, con los brazos tendidos, que su portor estará ahí para recibirlo.

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